Madrid

2 marzo 2006

TEATRO

Buero Vallejo en Madrid

Raúl Conde

Dos de las noticias más destacadas en el verano-otoño del teatro español se localizan en Madrid y, curiosamente, en el mismo escenario. Por una parte, la puesta en escena, después de estar treinta y cinco años inédita, de una de las obras más conocidas de Antonio Buero Vallejo, Historia de una escalera. Por otra, la reapertura del teatro María Guerrero.

El éxito acompaña al regreso de la famosa historia de Buero a las tablas. De público, porque la obra lleva interpretándose desde mayo en Madrid con una entrada excelente. Y de crítica, por el trabajo cualificado de los profesionales del Centro Dramático Nacional, con su director, Juan Carlos Pérez de la Fuente, al frente de todo el montaje. Éste explicó en su presentación, visiblemente emocionado, que por fin podemos celebrar “la recuperación para el público” de uno de los mejores textos teatrales de la literatura contemporánea.

Historia de una escalera es uno de los libros más leídos -1,2 millones ejemplares vendidos- y que más estudian en colegios, institutos y universidades. A pesar de estar considerado un clásico contemporáneo, sólo se ha representado dos veces en España. La primera cuando se estrenó, el 14 de octubre de 1949 en el Teatro Español, con dirección de Cayetano Luca de Tena y con una jovencísima María Jesús Valdés entre los 18 actores del reparto. Volvió en 1968, al Marquina, con dirección de José Osuna. Desde entonces, 35 años por medio.

Según cuenta Pérez de la Fuente, tres días antes de su muerte, Buero Vallejo confesó estar harto de que se le recordara por esta obra, pero accedió a que el Centro Dramático Nacional la pusiera en pie. ‘Historia de una escalera’ es un drama existencial en tres actos, una tragedia que explora el sentido de la vida, la condición humana. Buero retrató la vida de varias familias muy humildes en un periodo de 30 años, a través de tres generaciones –1919, 1929 y 1949–, articulando esas vidas en torno a la escalera vecinal, auténtica protagonista de esta tragedia del paso del tiempo. En la escalera sueñan los vecinos con una vida mejor, sueñan los enamorados, se elevan sobre los escalones las esperanzas pero, sobre todo, se deslizan la frustración, los fracasos, los rencores y una agria resignación que lo impregna todo. La acción se desarrolla en la posguerra española, pero aquello de lo que habla Buero (la envidia, la crueldad, la pobreza, el drama castizo) resulta imperecedero y universal.

Pérez de la Fuente ha superado la lectura del realismo costumbrista, y ha potenciado “lo simbólico para llegar a lo existencial. Empezando por cómo envejece la escalera”. La escenografía es del arquitecto Óscar Tusquets, que ha interpretado ese espacio simbólico de la escalera como si fuera una cárcel, por la que también pasan los años, y que aprisiona las vidas y los sueños de los protagonistas. En la representación del CDN sobresalen por su excelente profesionalidad la nómina de actores que integran el reparto. ‘Historia de una escalera’, indudablemente, es una obra coral. “Sólo a través de ellos –asegura Pérez de la Fuente- la palabra se hace emoción. Una palabra que escarba en los sentimientos humanos”. Los actores (vecinos cotillas, miserables y humanos) hacen un trabajo magnífico, como lo demuestran, entre otros, Cristina Marcos, Alberto Jiménez, Yolanda Arestegui, Vicky Lagos, Petra Martínez, Carlos Álvarez–Novoa y la emotiva presencia de Victoria Rodríguez, viuda de Buero, interpretando el papel de Generosa. Además son notables las interpretaciones de los jóvenes Nicolás Belmonte, Bárbara Goenaga y los niños Adrián Lamana y Daniel Muñoz.

Junto al reparto sobresaliente, el montaje del CDN está a la altura de las circunstancias y destaca por su calidad. La técnica es cualificada y el decorado con la escalera resulta funcional y adecuado con la iluminación, “un juego de luces –según publicaba recientemente un periódico- capaz de otorgar una ambientación horaria, temporal, anímica perfecta”. Y la música sublime, compuesta especialmente para la ocasión por Tomás Marco, junto a los trabajos de vestuario, maquillaje y peluquería.