Rosa Mª Calaf
Rosa María Calaf es una de las periodistas históricas de RTVE. Su vida está consagrada al oficio y, sobre todo, al reporterismo. Después de pasar 36 años en su plantilla, la televisión pública ha decidido jubilarla. Mejor dicho, prejubilarla. Ya no sirve. Su periodismo no interesa. Su trabajo no se valora. Su ejemplo es prescindible. Y todo ello a pesar que el Ente público está presidido por un periodista, no por un político.
Calaf tiene una trayectoria impresionante. Ha sido corresponsal en Moscú, Viena, Buenos Aires, Nueva York, Canadá, Roma y Asia-Pacífico. Ha cubierto guerras y conflictos. Tiene un estilo de ejercer el periodismo (incluido su pelo rojo) pegado a la calle. Observen los planos en los que grababa sus directos: siempre rodeada de ciudadanos, en los mercados, preguntando a la gente, delante de los hechos, nunca detrás. Incluso TVE, paradójicamente, reconoce en su página web el talento y la capacidad de su corresponsal en Hong-Kong. Debe ser que ya no les vale. Ahora prefieren «Mira quién baila» o galas absurdas y benéficas donde los artistas hacen publicidad de sus discos. Ahora prefieren renegar de las claves que, desde siglos, han marcado esta profesión.
El Diario Montañés ha publicado una entrevista con Rosa María Calaf que resume a la perfección la agonía del periodismo serio. También la tristeza que sacude a los que han sido los mejores reporteros que ha dado este país.
Hay frases de Calaf que son para enmarcar:
«La solución no debería pasar por eliminar la experiencia, la credibilidad, ese vínculo con el público que ahora se rompe por la decisión de decir que a los 50 años, todos fuera. No lo digo ya por mí sino por muchos de mis compañeros. De forma oficial nadie nos ha llamado para decirnos nada. Todo ha sido tan frío como un papel».
«Yo todo lo que sé lo he aprendido en TVE; me han pagado por ello y ahora, en lugar de sacar rentabilidad a ese dinero, lo tiran a la basura. Así que es una malversación de fondos públicos. En las televisiones anglosajonas hay periodistas que están por encima de la jubilación, y alguno llega a tener 86 años».
«Ya no cumple su objetivo de informar [el periodismo] y, sobre todo, de crear una opinión pública sana. Y la televisión se ha convertido en un espectáculo absoluto que ha conseguido desinformar más que informar. Es muy inquietante el sistema de valores que se está transmitiendo a la gente. Me parece que vamos a pagarlo muy caro».
Cuelgo dos piezas firmadas por Calaf que he encontrado en Youtube. Me parecen soberbias. En la primera analiza las «dos almas» de Hong Kong y las grietas del modelo ideado por Deng Xiaoping: «un país, dos sistemas».
El otro vídeo es una crónica de las inundaciones en Indonesia el año pasado.