TV3
La televisión autonómica catalana cumple hoy 25 años en antena. A lo largo de todo el día, TV3 lo celebra con 150 actos culturales repartidos por toda Catalunya. El objetivo es reunir a todos los presentadores que han pasado por esta cadena y añadir un poco de nostalgia al asunto. Es inevitable y comprensible. Para aquellos que pertenecemos a las generaciones de catalanes que rondamos esos 25 años, TV3 forma parte de nuestra infancia, nuestra juventud y nuestra pretendida madurez. Hemos crecido escuchando hablar catalán a JR o a Son Goku. Hemos crecido con los telediarios de Francino y Àngels Barceló, las entrevistas de Àngel Casas, los seriales como Poblenou (estupenda Margarida Minguillón) y Nissaga de poder (genial Jordi Dauder) y los concursos del mestre Bachs. Empezamos a disfrutar de la juventud al mismo tiempo que Buenafuente sacaba los dientes en televisión, primero en el Persones humanes de Mikimoto y luego por libre. Y nos hicimos mayores (no mucho, algo) mientras vimos al Barça ganar una Copa de Europa y perder otra y al Espanyol luchar por los campos de la UEFA… y hasta de Segunda.
No se puede entender la historia reciente de Catalunya sin la aportación de TV3, ni tampoco se puede entender TV3 si Catalunya no hubiera sido lo que ha sido durante el último cuarto de siglo. Según tengo entendido, TV3 es la televisión autonómica más cara de todas las que emiten en España. A cambio, creo que tiene la mejor programación y un porcentaje altísimo de producción propia. Algunos dicen que a través de la tele, los nacionalistas catalanes nos han adoctrinado. A nosotros. A los que hemos sido hijos de la Catalunya en democracia. Sinceramente, no lo creo. Al revés, nos ha acostumbrado a conocer un paisaje y una realidad que, hasta la aparición de TV3, permanecían agazapados. También ha demostrado que no hace falta ser la BBC para ofrecer una parrilla digna. Pondré dos ejemplos muy gráficos. El primero: Francino se negó a presentar un telediario cuando algún tentáculo de Pujol metió la mano en la edición de una noticia compleja. Se negó a presentarlo por presiones, lo dijo y no se echó para atrás. Y nadie le movió la silla después. Otro ejemplo: nadie arreó más estopa que TV3 a Maragall y compañía en toda la tramitación del Estatut. Nadie le hizo las entrevistas más comprometidas y nadie analizó con tanto detalle los vaivenes del tripartito.
¿Sería todo eso posible en Televisión Española con Moncloa?
La comparación puede ser odiosa, pero también pertinente.
Los servicios informativos de TVC no tienen nada que envidiar a los de otras cadenas. Tiene corresponsales en medio mundo y enviados especiales a todos los conflictos que se han generado en estos 25 años. Potencian la información local, pero también la internacional. Emiten debates plurales o, como mínimo, serios y decentes (allí están periodistas de todas las sensibilidades, incluso colaboradores de Jiménez Losantos). Fueron pioneros en ofrecer un informativo nocturno de autor (Mònica Terribes), con entrevistas largas a personajes de primera fila, informaciones serias y reportajes rigurosos, es decir, mucho trabajo y periodismo en estado puro. Buscan producir muchos contenidos y no encargárselos (como está abusando Telemadrid) a productoras «amigas» externas. Decidieron suprimir desde el principio los programas del «corazón» o de cotilleo. Y, en definitiva, con más o menos acierto (cada uno que juzgue) hacen un esfuerzo profesional por ofrecer una televisión pública que vaya más allá de la charanga, los toros y las galas de cupletistas.
El principal defecto de TV3, eso sí, es que se les nota demasiado su pasión culé… Pero incluso en eso, desde que se les ocurrió dividir el Gol a gol (los que lo conocen me entienden), también han empezado a solucionarlo. Fenomenal Inma Pedemonte.
Enhorabuena a TV3 y a sus periodistas.