Hipotecarias
Dicen algunos sociológos que desde que entramos en la era de la posmodernidad, la vida corre demasiado deprisa. Y García Márquez tiene escrito que el periodismo es el deslumbramiento de la noticia. En cambio, a veces nos ponen delante una caravana de camiones, todos con las luces puestas, y somos incapaces de ver nada. O apenas nada.
Entre tanta marabunta y tanto debate que asola a nuestro panorama mediático, surgen noticias que pasan desapercibidas. O casi. Ocurrió ayer. El diario ABC informaba a cinco columnas en su página 37: «El Gobierno de EE.UU. nacionaliza las dos principales compañías hipotecarias del país». La noticia abría la sección de Economía y se acompañaba de un faldón de publicidad y un despiece que no tenía nada que ver con la información principal. O sea, que se trataba de no quitarle importancia, pero al mismo tiempo pasar de puntillas sobre el asunto. No sirve de consuelo, pero otros periódicos ni lo citaron.
El hecho es que Fanny Mae y Freddie Mac, que juntas alcanzan la mitad de la deuda del sector, «serán refinanciadas con dinero púbico» procedente del Estado más capitalista del mundo mundial, que diría Elvira Lindo. Hay que tener cuajo, y tal vez más cosas, para ejecutar una medida de claro corte comunista e intervencionista con el objeto de salvar las grietas del sistema liberal por excelencia. Pero, amigos, así se las gastan nuestros amos. Observen estas cuitas de la economía global porque no tienen desperdicio. Atentos a lo que pasa porque la cuota de nuestros préstamos hipotecarios depende en buena parte de ello.
El caso de las dos principales hipotecarias de EE.UU. se resume en que su cotización ha bajado un 80% en los últimos meses. Y que están en juego nada menos que 8 billones (ojo, con b de burro) de euros. Al menos eso es lo que dice en su crónica la periodista Anna Grau, a la que conozco desde pequeño por verla en TV3 y ahora situada en Vocento. Dice la colega: «Fanny Mae y Freddie Mac están ambas a un paso de la ruina, principalmente por una gestión mala o temeraria de sus fondos, que además contradice profundamente el espíritu con que fueron creadas. No han sido nunca entidades del Gobierno, pero sí estaban o parecían estar bajo su ala, beneficiándose de un estatus especial en función de que se supone que «ayudaban» al sistema, cumpliendo la misión de despejar el acceso del público a la hipoteca y a la vivienda. En el ojo del huracán de las críticas se recuerda que mucha gente invirtió en Fanny Mae y Freddie Mac sin vigilar demasiado los riesgos, pensando que el Gobierno siempre respondería…lo cual en la práctica parece que sí va a suceder, pero de un modo mucho más traumático que si los reguladores hubieran hecho su trabajo y hubieran impedido la deriva suicida de las dos entidades a tiempo». Lean el artículo en el enlace que he pueso más arriba porque parece sacado de la sección de humor del periódico y no de economía. Lo digo por el fondo, claro, no por la periodista.
Yo creo que Bush debería telefonear, ahora que está en el tiempo de descuento, a Hugo Chávez o a Evo Morales para que éstos le asesoren sobre cómo se debe nacionalizar una empresa argumentando la salvación económica de un país. A cambio, Bush podría enseñarles muchas y variadas técnicas del cinismo político. Sin ir más lejos, la manera de parecer liberal cuando las vacas gordas hinchan los bolsillos pudientes, y apuntarse al carro del intervencionismo en cuanto la crisis aprieta. Pero no para salvar nuestras cuentas corrientes, sino los beneficios de aquellos que nos pasan el recibo cada mes. Bonito liberalismo.
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PD.: En la tercera línea del tercer párrafo aparece la palabra «púbico» cuando en realidad debería decir «público», en referencia al dinero con el que se intervendrá ambas compañías hipotecarias. Juro que el error ha sido casual y no intencionado…